Ha muerto tu cuerpo una y otra noche hasta hoy,
afirmando mis prejuicios materiales.
Mi decisión de negar el mundo.
Ahora no es posible ser sensible a las intenciones de tus actos.
¿Recuerdas los diálogos?
Y caminabas junto a mí
yendo a un sitio y a otro.
Había sol de invierno el año que te conocí
y eclipse de luna bendiciendo nuestra casa
Se detuvo el futuro en el jardín,
en ese instante se hizo cierto ese presente del que me hablabas.
La percepción de la intersección de los detalles,
la causalidad de tu destino.
Las aves del jardín se desplazaron ordenadamente en el aire.
He sabido encontrarte bajo el agua.
Los sueños, ¿dónde están?
Nadando mentalmente y con señas de tus manos me hablabas.
Vivías como las sirenas o ninfas del agua.
Tus ojos idos, tu mirada ida de la tierra,
bajo las nubes que hacen sombra.